ANIMALARIO – PENUMBRA

 

EL GRUP ANIMALARIO:


Animalario és un grup de teatre espanyol format el 1996 quan els actors Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Nathalie Poza i Ernesto Alterio formaren la companyia Ración de Oreja, amb la que presentaren el muntatge Animalario, que seria el primer text com a autor d'Alberto San Juan.

Mentre representen Animalario coneixen Andrés Lima, i la seva afinitat en la manera de veure el teatre els duu a realitzar un nou muntatge unint les seves respectives companyies: Qué te importa que te ame. Un any més tard, amb els dos grups ja unificats, adopten el nom d'Animalario per a denominar a la companyia i estrenen El fin de los sueños, escrita també per Alberto San Juan obtenint el Premi Max al millor espectacle revelació. En 2001 decideixen fer un muntatge amb set texts curts escrits per Alberto San Juan, Juan Mayorga i Juan Cavestany sota el títol de Tren de mercancías huyendo hacia el Oeste. Siete piezas, siete. Aquest mateix any s'estrena també Pornografía barata, escrita i dirigida per Andrés Lima.

Al febrer de 2003 estrenen el muntatge 'Alejandro y Ana: todo lo que España no pudo ver del banquete de boda de la hija del presidente', de Juan Mayorga i Juan Cavestany, per la qual en 2004 van obtenir el Premi Max al millor espectacle de teatre i a la millor empresa de producció. A més d'aquests dos premis, també va ser nominat al millor text teatral. El seu següent espectacle, estrenat en 2004 en el Nou Teatre Alcalá, va ser Últimas palabras de copito de Nieve, de Juan Mayorga, amb direcció d'Andrés Lima. Van obtenir els Premis Chivas 2005 de Teatre al Millor espectacle, text i direcció. El següent muntatge, Hamelin, de nou amb text de Juan Mayorga i direcció d'Andrés Lima, es va estrenar en 2005 al Teatre de l'Abadia de Madrid.

Han obtingut diversos premis: Premio Nacional de Teatro 2005 concedit pel Ministeri de Cultura. El jurat va concedir Animalario el guardó pel seu muntatge de l'obra Hamelin, de Juan Mayorga, en reconeixement del compromís ètic i estètic que aquesta proposta escènica comporta. A més, Hamelin ha estat guardonada també en l'edició dels Premis Max 2006 amb 4 premis MAX de les arts escèniques: Millor Espectacle, Millor Autor, Millor Director i Millor Empresari Privat. En el 2007 s'estrena Marat-Sade de Peter Weiss, en versió d'Alfonso Sastre. És per aquesta obra que és finalista en 6 categories en la XI edició dels Premis Max [...].
Al desembre de 2007 es representa "Argelino, servidor de dos amos", a partir de l'obra de Carlo Goldoni amb direcció d'Andrés Lima i versió d'Alberto San Juan i Andrés Lima. Es representa al Teatre de l'Abadia en coproducció amb Animalario [...].
FONT: http://ca.wikipedia.org/wiki/Animalario

 L’OBRA PENUMBRA:

 

 “Soñar. Contar los sueños, compartir la vida. Crecer sin dolor. Eliminar el sufrimiento de la cadena de las generaciones. ¿Quiénes son los monstruos que nos acosan en los sueños?. Cuatro personajes y un intruso convocados por un sueño en la casa de la playa. El mismo verano de todos los años”. Con estas sugerentes palabras, el director Andrés Lima nos introduce en Penumbra, la nueva propuesta escénica de Animalario (Premio Nacional de Teatro en 2005).
 Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Natalie Poza y Luis Bermejo (un reparto más reducido respecto de otros montajes de Animalario) son los actores que articulan este texto de los dramaturgos (colaboradores de la compañía) Juan Cavestany y Juan Mayorga, y que supone el regreso a las Naves del Español en Matadero Madrid de la compañía, después de Tito Andrónico.
 Penumbra arrancó en los ya clásicos talleres de la compañía, del trabajo en equipo, que en este caso, da lugar a un viaje por su perfil más personal, ahondando en los sentimientos que surgieron a raíz de una inquietante interrogante: “¿qué es lo que más os duele?”.
 Este es el decimotercer espectáculo de Animalario, compañía que no necesita presentación después de catorce años de trayectoria, que han dado lugar a montajes como Urtain, Marat-Sade, Argelino servidor de dos amos, Hamelin o Alejandro y Ana….
FONT: http://www.mataderomadrid.org/ficha/634/penumbra.html

 PENUMBRAde JUAN MAYORGA i JUAN CAVESTANY direcció ANDRÉS LIMA
ANIMALARIO

MONTJUÏC - SALA FABIÀ PUIGSERVER · del 7 a l'11 de desembre

Què va passar ahir a la nit, mentre dormia? Per què els nens no volen dormir? Per què dic mentides i ens en diem?
Per què som amics? Com se li explica el món, a un nen? L’escriptura va venir després de tot això.
La primera paraula que vaig escriure va ser ‘penombra’.


espectacle en castellà
durada 1h. 15' sense pausa

FONT: http://www.teatrelliure.com/cat/programa/temp1112/10penumbra1.htm

LA CRÍTICA HA DIT:


CRÍTICA: PURO TEATRO
Animalario salta al otro lado del espejo
MARCOS ORDÓÑEZ 26/02/2011 

Una de las sorpresas del año: la misteriosa y turbadora Penumbra, que reúne de nuevo (¡y cómo!) a Juan Mayorga y Juan Cavestany, en el Matadero, en Madrid. Gran texto, grandes interpretaciones, soberbia puesta de Andrés Lima
Penumbra, en el Matadero, es un valiente salto colectivo: de Juan Cavestany y Juan Mayorga, que no escribían juntos desde Alejandro y Ana y aquí firman uno de los textos más sugerentes y poderosos de los últimos años, y del grupo Animalario, que a las órdenes de Andrés Lima ha corrido, como sus autores, el mayor riesgo que puede correr un artista en estos codificadísimos tiempos: no hacer lo que se esperaba de ellos, aventurarse por otro territorio, otra manera, otra tonalidad. Me ha hecho muy feliz Penumbra (el coraje y el talento son poderosos estimulantes) y me han sorprendido ciertas acusaciones de ininteligibilidad. Vivimos una época en la que se comulga con pedanterías absolutamente indescifrables (la mayoría con sello foráneo) y al mismo tiempo se arruga la nariz ante cualquier propuesta propia que va más allá del relato lineal y del dos más dos cuatro, que se atreve a levantar los velos de la realidad, que imanta su brújula en las aguas de la poesía y el misterio. A modo de senderos en el bosque, diría que las estrategias de Penumbra no están lejos de Pinter (el Pinter de Ashes to ashes), del Bergman más furiosamente onírico de A través del espejo y La hora del lobo, o, más reciente, del estremecedor Purgatorio de Castellucci. O de relatos como En sueños empiezan las responsabilidades, de Delmore Schwartz, una muy adecuada carta de navegación ya desde su título, aunque el mismo texto de Cavestany y Mayorga ofrece no pocas pistas refulgentes. La escena nuclear de Penumbra, en la que los autores parecen condensar su poética y la clave del criptograma está, muy adecuadamente, en el centro de la función: el niño interroga y Penumbra contesta, pero sus frases anteceden a las preguntas: como diría Fox William Mulder, un sueño es una respuesta a una cuestión que todavía no se ha formulado. (Penumbra dirá luego, axiomático: "¿Cómo se le cuenta el mundo a un niño sin mentirle? Como se le cuenta un sueño"). Se nos sugiere también que conviene aparcar la lógica elemental y se nos invita a abrir los ojos y los oídos, único requisito para percibir los ecos, los puentes ocultos, las galerías secretas de la historia, como quien juega "a superponer el plano del metro de una ciudad sobre el mapa de las calles de otra". De hecho, la atenta escucha de ese fragmento culmina con un premio: la revelación de la misteriosa identidad de Penumbra, ese personaje sabio y triste que observa desde lo alto, que parece atravesar las paredes, que abraza y guía a los miembros de la familia o encarna sus más profundos pesares, y que Guillermo Toledo interpreta como si fuera un joven Erland Josephson.
Beatriz San Juan ha diseñado una escenografía tan sencilla (y módica: se agradece) como esencial: el esqueleto de una casa, envuelta en una niebla de láminas de plástico. Niebla traslúcida y densa, que puede asfixiarte. Una casa de verano, donde el padre veraneó en su infancia. Una casa minúscula, por la que los tres (el padre, la madre, el hijo) entrechocan como moscas apresadas en un dado. "Si miras la casa desde fuera", dice el padre, obsesivo, "en la pared de la playa se ven dos ventanas. Sin embargo, dentro hay tres". Como en Rojo oscuro, la primera obra maestra de Dario Argento, lo que oculta la tercera ventana es un hecho de sangre que sólo retienen los sueños. La tercera ventana también puede ser espejo o apertura al naufragio que se repite una y otra vez como una maldición inexorable: el barco que choca contra el acantilado, los pasajeros que saltan por la borda. 365 pasajeros, para ser exactos. El padre (Alberto San Juan) vive en un estado de eterna pesadilla, de constante inminencia de la catástrofe. Viaja en sueños a la vecina casa de los abuelos, reclamado para evitar algo espantoso, algo que ha sucedido o puede suceder en cualquier momento. Pero la voz de la abuela (Gloria Muñoz, en glorioso off) flota en el vacío, compitiendo con el televisor tronante que se convierte en una nueva fuente de horror: a oídos del padre, Pasapalabra puede ser una emisión alienígena, un lenguaje cifrado ("achiote, ajenuz, almáciga") para transmitir sospechas y amenazas. Los sueños invaden y contaminan la vigilia, las palabras, los objetos: una caja de zapatos que se abre al anochecer, en un café, como una horrible ofrenda; el mismo café donde la esposa recibirá una demanda de la que no puede escapar. Alberto San Juan interpreta al padre como el Jack Torrance de El resplandor ("¿Qué os pasa? ¿Me tenéis miedo? Yo no os haría nada, nunca, jamás") sin las muecas de Nicholson; Nathalie Poza, la madre, con el terror sacudiendo sus ojos, su cuerpo entero, le habría dado cien vueltas a Shelley Duvall. El hijo es, literalmente, una marioneta (un aplauso para Ramón y Cía) que en las manos, la voz y la mirada de Luis Bermejo exhala la rabiosa melancolía de un pequeño Hamlet. Hay algunos pasajes mejorables (los rituales de las cenas falsamente felices, que se repiten entre mímicas violentas y música barroca como un ballet mecánico, recuerdan un poco a las toscas resoluciones de cierto teatro independiente de los setenta), pero apenas empañan el clima alucinatorio, subrayado por el piano espectral de Nick Powell y los instrumentos de juguete de Pascal Comelade (de nuevo, ecos de Argento), y pronto quedan atrás, sepultados por los enormes momentos: la brutal escena (puro Lynch) del polvo agónico ("¿Te lo ha pedido mi madre, verdad?"), el crescendo (puro Castellucci) de los sonidos que el niño escucha en la alcoba de los padres, y la mutación final del punto de vista, tan terrorífica como la imagen de la noria en Sputnik, mi amor, de Murakami. Soberbias interpretaciones, tensa y vibrante dirección de Lima: Penumbra (quizás el espectáculo más personal, más íntimo, más doliente de Animalario) encontrará -está encontrando ya- a su propio público, como lo encuentra todo arte que viene de la tripa. Y una cosa más: es un texto perfecta y orgullosamente exportable. Tampoco dejen de ver Un tranvía llamado Deseo, en el Español, y Llama un inspector (Goya, Barcelona), dos montajes solidísimos, cosidos a mano: artesanía pura.
FONT: http://www.elpais.com/articulo/portada/Animalario/salta/lado/espejo/elpepuculbab/20110226elpbabpor_53/Tes

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